Redituable. (De redituar.) adj. Que rinde, periódica o renovadamente, utilidad o beneficio.

El hombre más peligroso para todo gobierno, es aquel capaz de pensar por sí mismo, sin tomar en consideración las supersticiones y tabús que prevalecen en su tiempo. Casi inevitablemente llega a la conclusión de que el gobierno bajo el que vive es deshonesto, enfermo e intolerable, y así, si es romántico, intenta cambiarlo. E incluso si no lo es, es muy apto para difundir el descontento entre los que sí" H.L.Mencken

" Quien no quiere pensar, es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; quien no osa pensar, es un cobarde." (Sir Francis Bacon)
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NO TE PEDIMOS EL VOTO PARA NINGÚN PARTIDO CONCRETO, NI QUE VOTES EN BLANCO, NI QUE TE ABSTENGAS, SINO QUE TE INFORMES PARA COMPROBAR QUE EXISTEN ALTERNATIVAS.

lunes, 20 de junio de 2011

LA DEUDA PUBLICA.

Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, 3 de junio de 2011
Este artículo analiza la evolución tanto de la deuda pública como privada en el Estado español criticando y mostrando el error de las teorías que asumen que la deuda pública se debe a un excesivo gasto público y la deuda privada a la política de intereses bajos seguida por la Unión Europea. El artículo señala que la banca (el capital financiero) española es la propietaria mayoritaria de la deuda pública (y privada) española, beneficiándose de los elevados intereses que exige del estado y de las familias españolas para prestar su dinero. El artículo concluye que las políticas públicas apoyadas por los establishments financieros, mediáticos y políticos están equivocadas, requiriéndose políticas alternativas que deberían incluir una reforma fiscal progresiva y un aumento de la capacidad adquisitiva de la población.
Las derechas (y algunas izquierdas) en la Unión Europea señalan que el problema de España es su falta de disciplina fiscal, con un excesivo gasto público, que ha llevado al país a un enorme déficit estatal. Pero los datos no confirman tal supuesto. En realidad, tan recientemente como en 2007, España tenía un superávit que era superior (casi un 2% del PIB), por encima de Alemania (0,2% del PIB). Grecia, ya entonces, tenía un déficit considerable (-6.2% del PIB) lo cual señala una característica diferencial muy importante entre Grecia y España, que discutiré más tarde.
Lo que es extraordinario en España es que este superávit se transformó en déficit muy rápidamente. En 2009 el déficit del estado había alcanzado a ser un 11% del PIB (el de Grecia subió a un 15,2% del PIB). ¿Por qué subió tanto en tan poco tiempo? Es obvio que no se debió al incremento del gasto público, tal como las derechas neoliberales están afirmando.
La respuesta es fácil de ver, aún cuando usted, lector, raramente lo leerá en los medios de mayor difusión. El aumento tan notable del déficit del estado se debe a un problema estructural: la política fiscal del estado español, muy regresiva, consecuencia de que el capital tiene una excesiva influencia sobre el Estado. Resultado de ello es que los ingresos al Estado dependen excesivamente de las rentas del trabajo y muy en especial, de las rentas de la clase trabajadora (es decir, de aquellos que están en nómina). De ahí que cuando el desempleo se dispara, como ocurrió en España, pasando del 9% en 2007 al 18% en 2009, los ingresos al estado bajan en picado. La enorme pobreza de ingresos al Estado que tenía España (y lo mismo Grecia) representaba un 32% del PIB en 2008 (en Grecia, el 34%), lo cual muestra la enorme influencia que el capital ha tenido y continúa teniendo sobre el Estado español (y sobre el Estado griego).
De ahí que el Estado español haya tenido que pedir dinero prestado a los bancos para pagar su deuda. Esta deuda no era muy grande porque los gastos públicos no eran muy elevados (España tiene un estado del bienestar poco desarrollado). Así en 2007, la deuda era de las más bajas de la UE-15. Sólo un 35% del PIB. Cuando el Sr. Solbes, Ministro de Economía del Gobierno Zapatero, mostraba su orgullo de tener una deuda tan baja, le podrían haber dicho que esto lo había conseguido a base de mantener un estado del bienestar muy poco financiado (en Grecia, por cierto, la deuda pública era ya en 2007, un 165% del PIB). La deuda pública en España ha aumentado, pero poco. En realidad, en 2009, era sólo el 54% del PIB.
Esta deuda pública, sin embargo, representa un porcentaje menor de toda la deuda existente en España, únicamente un 22% del total. La mayoría es deuda de los bancos y deuda de las familias y otras instituciones privadas. España está endeudada, pero el mayor endeudamiento es el privado. Lo digo porque toda la atención mediática se centra en la deuda pública, pero el mayor problema existente es en la deuda privada. Y tiene mucho que ver con dos causas, que, de nuevo, no tienen mucha visibilidad mediática.
EL CRECIMIENTO DE LA DEUDA PRIVADA
Una causa del crecimiento de la deuda privada es la disminución de lo que se llama la masa salarial como porcentaje del PIB. Lo que esto quiere decir es que las rentas del trabajo han crecido menos que el PIB, con lo cual, la capacidad adquisitiva ha ido disminuyendo y la gente se ha ido endeudando para mantener su estándar de vida. La otra (y más importante causa) ha sido el comportamiento irresponsable y especulativo de la Banca y el fracaso abismal de la Agencia reguladora de la Banca: el Banco de España. Es cierto que la pertenencia al euro y los intereses bajos facilitaron el enorme crecimiento de la deuda privada. Pero, esto no fue lo que causó el estallido de la burbuja inmobiliaria. Lo que causó tal estallido fue la enorme explosión de la construcción, muy por encima de la demanda, y con unos precios astronómicos, muy, muy por encima de los costes reales y del nivel de los salarios. Cualquier persona medianamente conocedora del tema podría ver que el complejo Banca-cajas-industria inmobiliaria estaba llevando al país a un desastre. Y así fue. Todas las burbujas explotan. Y la inmobiliaria explotó.
¿QUÉ PASA AHORA CON LA DEUDA?
Para responder esta pregunta tenemos que entender quienes son los propietarios de tal deuda. Y comencemos por la deuda pública, o sea los propietarios de los bonos del estado. El 55% lo poseen los bancos y entidades financieras españolas. Los bancos extranjeros tienen el resto. Los bancos europeos (y principalmente los bancos alemanes) tienen el 25% de todos los bonos y el 15% lo tienen bancos extranjeros no europeos. La Banca española por lo tanto tiene la mayoría de los bonos del estado español. Por cierto, esto no es el caso de Grecia, donde la mayoría de bonos (85%) los tienen las Bancas extranjeras europeas y muy en especial la Banca alemana, lo cual explica el pánico de la Banca alemana a que Grecia se declare en bancarrota, porque en este caso tendrán problemas para recuperar su dinero.
En España, la situación, sin embargo, es muy diferente. La mayoría de la deuda pública la tienen las instituciones financieras españolas. Esto es un dato de gran importancia, porque se habla de que el gobierno español tiene que tomar medidas altamente impopulares debido a la presión de los mercados financieros. Y cuando la gente lee esto inmediatamente piensa en bancos extranjeros, basados en Frankfurt, Londres o Nueva York. En realidad, la llamada presión de los mercados es la presión de los bancos, de los cuales los españoles son los que tienen mayor deuda. Los mismos bancos españoles que causaron la crisis ahora son los mismos bancos que exigen enormes sacrificios a las clases populares de España, para que se les paguen los bonos, unos bonos a unos intereses exagerados e inflados. Lo que estamos viendo (invisible en los mayores medios) es una enorme transferencia de fondos públicos del estado (incluido del estado del bienestar) a los bancos y todo ello con el beneplácito del Banco de España y del Banco Central Europeo, que en realidad más que agencias reguladoras son lobbies para la Banca nacional e internacional.
Una consecuencia de este último hecho es que el Banco Central Europeo protege sobre todo a los bancos, no a los estados. Les presta dinero a unos intereses bajísimos (un 1%) para que compren bonos del estado (a un 6% en España). Un negocio espectacular y redondo. Mientras, el crédito brilla por su ausencia: no está, ni se le espera. Y todo ello, también con la aprobación de las autoridades económicas del estado, que señalan que es aconsejable desincentivar el crédito, pues la población está ya excesivamente endeudada. Estas enormes ayudas del BCE a la Banca española y europea se hacen con fondos públicos, pues el BCE es una institución pública. Imprime dinero para dárselo prestado a la Banca. Y sólo a última hora y con gran resistencia compra bonos públicos del estado griego (que es una manera de prestarle dinero). En realidad, debería donárselo, eliminando los intereses que el estado griego tiene que pagar al BCE por sus bonos del estado.
LA RESPUESTA DE LA BANCA
La argumentación que utiliza la Banca y los dos partidos mayoritarios para justificar tales generosas ayudas públicas la Banca es que tales políticas se requieren para salvar al sistema financiero. Pero las enormes cantidades gastadas en salvar los bancos podrían y deberían haber sido invertidas en crear Bancas públicas, dejando que estas entidades privadas colapsaran o que absorbieran considerables pérdidas, aceptando las reglas del mercado donde en teoría el inversor debe perder su dinero cuando un riesgo le salió negativo. En lugar de esta política, lo que está ocurriendo es la socialización de las pérdidas y la privatización de los beneficios. Hablar de los “mercados” financieros es una falsedad, pues tales entidades no aceptan la existencia de riesgos. Es más, los que determinan los intereses de los bonos –las agencias Moody’s, Standard & Poor’s, entre otras- son meros apéndices de tales bancos. Es beneficioso para los bancos exagerar los “riesgos”, pues con ello los estados tienen que ofrecer mayores intereses para vender sus bonos.
Otra respuesta de la Banca, que da en complicidad con el capital productivo, es atribuir el problema del lento crecimiento económico al mundo del trabajo, indicando que los excesivos salarios (que los datos no muestran) son responsables de la baja competitividad de España. De ahí su estrategia de “devaluación interna” (que quiere decir bajar los salarios), como salida de la crisis. Pero no existe evidencia de que haya habido un descenso de su competitividad. En realidad, el porcentaje de exportaciones sobre el PIB ha permanecido constante desde el año 2000 en España.
¿CUÁL ES LA ALTERNATIVA?
Puesto que la causa del problema es el excesivo poder del capital (y muy en especial el capital financiero) sobre el estado, la solución pasa por revertir este hecho. Y una medida para ello es un cambio muy notable de las políticas fiscales del estado. Así, España tiene una de las grabaciones más bajas del capital y de las rentas superiores. El gravamen máximo de impuestos de la renta es un 43%, comparado con un 56% en Suecia, un 54% en Bélgica, un 52% en Holanda y así un largo etcétera. Los ricos, incluso formalmente, pagan pocos impuestos. Informalmente, pagan incluso menos. Un tanto igual ocurre sobre las rentas del capital. En España, es un 30%. En Francia es un 35%, en Bélgica es un 34%, etc.
En realidad, los salarios son demasiado bajos por el nivel de riqueza del país. Además hay pocos asalariados (debido al paro y a la economía sumergida) y los ricos y el capital pagan poco al estado. Si todos estos países (España, Grecia, Irlanda y Portugal) tuvieran una política fiscal más progresiva, sus estados no tendrían que haberse endeudado. El que estas medidas no se hagan es debido única y exclusivamente a las relaciones de poder de clase y la enorme influencia del capital sobre el Estado. Así de claro.
http://www.vnavarro.org/

miércoles, 15 de junio de 2011

Esto sólo lo arreglamos SIN ELLOS, el miércoles, 15 de junio de 2011 a las 12:49

¡Los indignados no me representan!

Queremos plantear la necesidad de abandonar esta estúpida etiqueta de "indignados" y toda su parafernalia. No favorece a nadie sino al entramado de poder económico, político y medios de comunicación. Son estos últimos los que aprovechan la etiqueta de "indignados" e incluso la de "movimiento 15M" para convertir un sentir social en un objeto manipulable ajeno al sujeto que recibe sus mensajes.

No pueden haber representatividades, no pueden haber líderes, y ni siquiera pueden haber consensos. Divided we stand.

Poner nombre al terremoto social que agita nuestra sociedad no es más que un modo de aislarlo, de limitarlo, de poner fronteras a su extensión. "Si los indignados hacen algo que no me gusta yo ya no me considero de ellos". Si esto sucede es porque uno los interpreta como los indignados, como un grupo, una estructura que son los indignados, que son quienes han llevado a cabo esta u otra cosa.

Es absolutamente imposible que las acciones de un grupo cosificado, de un movimiento cuyos límites y componentes están delimitados, agrade a todos. Y carece de sentido cuando ese supuesto grupo se compone de una multiplicidad, de individuos que hacen cada uno aquello que es su voluntad hacer, porque en realidad NO existe ningún grupo. La táctica que esto supone para el poder es que este falso grupo creado mediante los medios de comunicación (algo muy similar a lo realizado con Anonymous) es responsabilizado de las acciones de cada individuo, y alejado del ciudadano de a pie que es en realidad su causante. El objetivo es alienar a este ciudadano respecto a la imagen que crean sobre el grupo haciéndole pensar que se trata un ente dotado de una coherencia y al que uno puede decidir adscribirse o no.

Esto que los medios de comunicación juegan a llamar "indignados", juego en el que lamentablemente muchos estamos cayendo, es en realidad una multiplicidad de individuos que no puede admitir una representación, porque no la hay, porque no puede cosificarse de ese modo el sentir de la ciudadanía. Lo que está sucediendo no se puede contar.

Precisamente un síntoma de esta multiplicidad es que las peticiones que se han consensuado en algunos subgrupos inciden en una profundización democrática: Cambios en la Ley Electoral, mecanismos para que el pueblo pueda decidir más, posibilidad de que iniciativas ciudadanas puedan forzar referéndums. Sin embargo, cuando se han realizado propuestas concretas en lugar de centrarse en la democratización de los espacios de la vida pública (eso sí, con todas sus consecuencias, como por ejemplo la limitación del poder financiero y empresarial), la cosa se ha puesto mucho más difícil y el desacuerdo es más habitual.

Y es importante también, entender que los subgrupos que han realizado estas propuestas no son representativos de nadie. Esto no es malo, aunque sea utilizado como contrapropaganda por los políticos enfrentados a la ciudadanía. Dicen que las urnas hablaron, etcétera, pero es que para esto las urnas no pueden hablar. Por supuesto que nadie eligió a quienes acamparon en Sol, en Barcelona, ni en ningún otro lugar, y así lo gritamos también, ¡Que no, que no, que no nos representan!. Sería totalmente absurdo considerarlos como un mecanismo representativo. Sin embargo, dada la tremenda magnitud del Acontecimiento que ha sacudido tantas plazas y calles, sí es apropiado considerarlos como síntoma, como expresión del tipo de causalidades que están impulsando a los individuos a tomar las calles exigiendo derechos al poder asimétrico que se arroga la exclusiva de concederlos.

El Acontecimiento que rompe las reglas del juego es un punto que queda fuera del cálculo, de la matemática, por mucho que se insista en recontar los cuerpos en forma de votos para deshacer lo que sucedió y sigue sucediendo, aquello que continúa llevando a las calles a un país cuya clase política sigue ensimismada, narcisista, corrupta, vendida a un poder económico mientras olvida que en la propaganda democrática se afirma que el poder debiera emanar del pueblo.


Persecución a los políticos

Para dejar todo esto todavía más claro, consideremos la situación actual en la que los políticos están siendo perseguidos de un modo contextualizable para la prensa dentro de los "indignados", y que es presentado de tal manera por los medios de comunicación. ¡Los indignados persiguen a Gallardón! ¡Los indignados bloquean el Parlament!

Algunos se plantearán ante esta manera de subir la apuesta, "hasta aquí hemos llegado", y se volverán a sus casas al ver que el "movimiento" ya no va adonde quisieran.

Sin embargo, el error aquí sería de nuevo darle una entidad al movimiento, al grupo, como si existiera en sí, como si fuera una "cosa" del mundo real en lugar de una abstracción simbólica de realidades individuales fractales irreducibles a una sencilla palabra como "indignados". Como si reduciendolo a “indignados” de pronto se pudiera discutir y pontificar, teniendo al fin algo a lo que uno puede favorecer, denostar, pertenecer, oponerse.

Y sobre todo, intentando que el ciudadano olvide lo más importanté. Que los indignados no existen, sino que es él, y ella y el otro quienes hacen esta o aquella otra cosa. Que todo eso de los "indignados" no es más que propaganda.

No hay indignados, no hay movimiento, no hay NADA, sólo hay multitud de individuos que cada uno desde una circunstancia vital distinta imposible de agrupar de manera coherente reacciona ante el arrebatar de la democracia por parte de una casta política vendida a la banca y a la gran empresa.

Fabricarlo falsamente como un grupo es una manera de evitar que los ciudadanos reaccionen al asalto a sus derechos, como si tal reacción estuviera condicionada a la pertenencia a X cosa, a los "indignados", al "movimiento", a lo que sea. "Si me opongo a esto que están haciendo los Indignados no reacciono", ¡eso es justo lo que quieren que pienses!

Las declaraciones de los políticos ante los acontecimientos en los que se les persigue o se les impide el acceso a los parlamentos, se parecen mucho entre sí independientemente del partido al que pertenezcan. Exclaman señalando siempre a esa entelequia, a esa falsedad construída por los medios de comunicación, "¿miles en las calles contra millones de electores? ¡totalitarios! ¿es esa la política de los indignados?"

La respuesta es sencilla, y es que no se puede caer en la trampa que subyace a este planteamiento, que es creer en la existencia de un grupo, de un movimiento. No hay indignados, los indignados no existen, al igual que no existe Anonymous por mucho que la policía afirme haber detenido a su cúpula. Lo que está sucediendo en las calles no es la política de un ente concreto, porque la multiplicidad de los indignados no forma entidad alguna.

Lo que está sucediendo en las calles no es la política de los indignados, son las consecuencias de SU política, de la que ejercen contra los individuos aquellos que ejercen el poder en España.

No existe un grupo coherente y unificado de “indignados” con una agenda política que lleve a la gente a las calles, y todos los grupos concretos no son más que coágulos prescindibles: Es la casta política la que mediante su connivencia con los poderes económicos contra el pueblo ha causado que la gente ya no aguante más y salga a las calles contra ellos.

miércoles, 8 de junio de 2011

Congreso de Saint-Imier

Del 2 al 7 de septiembre se celebró en La Haya el quinto congreso de la Asociación Internacional de los Trabajadores; los seguidores de Marx expulsaron a Mijáil Bakunin y a James Guillaume, máximos exponentes del ala antiautoritaria. La reacción de las secciones libertarias no se hace esperar y, una semana después, los días 15 y 16 de septiembre se reunieron en Saint-Imier (Suiza) delegados de España (Alerini, Farga Pellicer, Marselau y Morago), Estados Unidos (Lefrançais), Francia (Camet y Pindy), Italia (Bakunin, Cafiero, Costa, Fanelli, Malatesta y Nabruzzi) y Suiza (Guillaume y Schwitzguébel). En este Congreso se establece la continuidad de la Internacional con parámetros libertarios. Se aprueban por unanimidad varias resoluciones. Quizá la más importante (debida seguramente a Bakunin) es la tercera, en la que se sientan las bases del movimiento obrero anarquistaPrimera resolución: Actitud de las federaciones reunidas en Saint-Imier ante las resoluciones del Congreso de La Haya y del Consejo General
Considerando que la autonomía y la independencia de las federaciones y las secciones obreras son la primera condición para la emancipación de los trabajadores;
Que todo poder legislativo y reglamentario acordado en los congresos será una negación flagrante de esta autonomía y de esta libertad;
El Congreso niega en principio el derecho legislativo de todos los congresos, tanto generales como regionales, no reconociéndoles otra misión que la de representar las aspiraciones, deseos e ideas del proletariado de las diferentes localidades o países, con el fín de que, en lo posible, se consiga su armonización y su unificación; pero en ningún caso la mayoría de un congreso cualquiera podrá imponer sus resoluciones a la minoría.
Considerando, por otra parte, que la institución de un consejo general en la Internacional es, indefectiblemente y por su misma naturaleza, empujado a representar una violación permanente de esta libertad que debe ser la base fundamental de nuestra gran Asociación;
Considerando que los actos del Consejo General de Londres que se acaba de disolver son la prueba evidente, durante estos tres últimos años, del vicio inherente a esta institución;
Que, para aumentar su poder inicialmente mínimo, ha recurrido a intrigas, mentiras, a las calumnias más infames para difamar a todos los que le han combatido;
Que, para llegar al logro final de sus objetivos, lleva mucho tiempo preparando el Congreso de La Haya, en el que la mayoría, organizada artificialmente, no ha tenido otro objetivo evidente que el de hacer triunfar en la Internacional el dominio de un partido autoritario, y que, para alcanzar este objetivo, no ha dudado en pisotear toda decencia y toda justicia;
Que tal Congreso no puede ser la expresión del proletariado de los países a los que representa;
El Congreso de delegados de las federaciones española, italiana, jurasiana, americana y francesa, reunido en Sain-Imier, declara rechazar tajantemente todas las resoluciones del Congreso de La Haya, no reconociendo en modo alguno los poderes del nuevo Consejo General nombrado allí; y para salvaguardar sus federaciones respectivas contra las pretensiones gubernamentales de ese Consejo General, así como para fortalecer de ahora en adelante la unidad de la Internacional, los delegados han sentado las bases de un proyecto de pacto de solidaridad entre las federaciones.Segunda resolución: Pacto de amistad, solidaridad y defensamutua entre las federaciones libres
Considerando que la gran unión de la Internacional está fundada no sobre la organización artificial y siempre perjudicial de un poder centralizador cualquiera, sino sobre la identidad real de los intereses y aspiraciones del proletariado de todos los países, por un lado, y sobre la federación espontánea y completamente libre de las federaciones y secciones libres de todos los países, por el otro;
Considerando que en el seno de la Internacional existe una tendenci, claramente manifestada en el Congreso de La Haya por el partido autoritario, que es el del comunismo alemán, de sustituir el libre desarrollo y la organización libre y espontánea del proletariado por la dominación y el poder de sus jefes;
Considerando que la mayoría del Congreso de La Haya ha sacrificado cínicamente, en aras de los objetivos ambiciosos de su partido y de sus jefes, todos los principios de la Internacional, y que el recién nombrado Consejo General, investido de poderes todavía mayores de los que quiso arrogarse en la Conferencia de Londres, amenaza con destruir la unidad de la Internacional atentando contra su libertad;
Los delegados de las federaciones y secciones españolas, italianas, jurasianas, francesas y americanas reunidos en este Congreso han resuelto, en nombre de sus federaciones y secciones, pendiente de su aceptación y confirmación definitivas, el pacto de amistad, de solidaridad y de defensa mutua siguiente:
1.- Las federaciones y secciones españolas, italianas, francesas, jurasianas, americanas y todos los que se quieran adherirse a este pacto, tendrán entre ellas comunicación y correspondencia regular y directa, independiente de cualquier control autoritario;
2.- Si una de estas federaciones o secciones es atacada en su libertad, sea por la mayoría de un Congreso general, sea por el Gobierno o un Consejo General creado por esta mayoría, las demás federaciones y secciones se proclamarán absolutamente solidarias con ella.
Proclaman que la conclusión de este pacto tiene como objetivo principal la salvación de esta gran unión de la Internacional, que la ambición del partido autoritario ha puesto en peligro.Tercera resolución: Naturaleza de la acción política del proletariado
Considerando:
Que querer imponer al proletariado una línea de conducta o un programa político uniforme, como la única vía que pueda conducirlo a su emancipación social, es una pretensión tan absurda como reaccionaria;
Que nadie tiene derecho a privar a las secciones y federaciones autónomas el derecho irrefutable a dirigirse por sí mismas y seguir la línea de conducta política que crean la mejor, y que toda tentativa similar conduciría fatalmente al más repugnante dogmatismo;
Que las aspiraciones del proletariado no pueden tener otro objetivo que el establecimiento de organizaciones y federaciones económicas absolutamente libres, fundadas sobre el trabajo y la igualdad de todos y absolutamente independientes de todo gobierno político, y que estas organizaciones y federaciones no pueden ser otra cosa que el resultado de la acción espontánea del proletariado, de las organizaciones de oficio y de los municipios autónomos;
Que toda organización política no puede ser otra cosa que la organización del dominio en beneficio de una clase y en detrimento de las masas, y que el proletariado, si quisiera apoderarse del poder, se convertiría en una clase dominante y explotadora.
El congreso reunido en Saint-Imier declara:
1.- Que la destrucción de todo poder político es el primer deber del proletariado;
2.- Que toda organización de un poder político llamado provisional y revolucionario para llevar a esa destrucción no puede ser otra cosa que un engaño más, y sería tan peligroso para el proletariado como todos los gobiernos existentes en la actualidad;
3.- Que rechazando todo compromiso para llegar a la realización de la revolución social, los proletarios de todos los países deben establecer, fuera de toda política burguesa, la solidaridad de la acción revolucionaria.Cuarta resolución: Organización de la resistencia del trabajo – estadística
La libertad y el trabajo son la base de la moral, de la fuerza, de la vida y de la riqueza del porvenir. Pero el trabajo, si no está libremente organizado, se convierte en opresivo e improductivo para el trabajador; por ello la organización del trabajo es la condición indispensable de la verdadera y completa emancipación del trabajador.
No obstante, el trabajo no se puede ejercer libremente sin la posesión de las materias primas y de todo el capital social, y no se puede organizar si el obrero, emancipándose de la tiranía política y económica, no conquista el derecho al desarrollo completo de todas sus facultades. Todo Estado, es decir, todo gobierno y toda administración de las masas populares, de arriba abajo, fundado necesariamente sobre la burocracia, los ejércitos, el espionaje, el clero, no podrá jamás establecer una sociedad organizada sobre el trabajo y la justicia, ya que por la propia naturaleza de su organismo está inevitablemente forzado a oprimir por aquí y negar por allá.
Creemos que el obrero no podrá emanciparse nunca de esta opresión secular si no sustituye ese cuerpo absorbente y desmorarilador por la libre federación de todos los grupos productores, fundada en la solidaridad y en la igualdad.
En efecto, en numerosos lugares se ha intentado organizar el trabajo para mejorar las condiciones del proletariado, pero la mínima mejora ha sido asimilada con rapidez por la clase privilegiada que intenta continuamente, sin freno y sin límite, explotar a la clase obrera. No obstante, las ventajas de esta organización son tales que, incluso en el estado actual de las cosas, no se podría renunciar a ella. Contribuye a la confraternización progresiva del proletariado en su comunidad de intereses, participa en la vida colectiva, preparándolo para la lucha suprema. Además, la organización libre y espontánea del trabajo es la que debe sustituir al organismo privilegiado y autoritario del Estado político, y será, una vez establecida, la garantía permanente del mantenimiento del organismo económico contra el organismo político.
En consecuencia, dejando a la práctica de la revolución social los detalles de la organización positiva, pretendemos organizar y consolidar la resistencia a gran escala. La huelga es para nosotros un medio de lucha precioso, pero no nos hacemos ilusiones sobre sus resultados económicos. La aceptamos como producto del antagonismo entre trabajo y capital, teniendo necesariamente como consecuencia hacer a los obreros cada vez más conscientes del abismo existente entre la burguesía y el proletariado, fortificar la organización de los trabajadores y preparar al proletariado, con sencillas luchas económicas, para la gran lucha revolucionaria y definitiva que, destruyendo todo privilegio y toda distinción de clase, dará al obrero el derecho a disfrutar el producto íntegro de su trabajo, y por ello los medios para desarrollar en la colectividad toda su fuerza intelectual, material y moral.
La Comisión propone al Congreso nombrar una comisión que deberá presentar en el próximo congreso un proyecto de organización universal de la resistencia, y tablas completas de la estadística del trabajo en las que saldrá a la luz esta lucha. Se recomienda a la organización española como la mejor hasta ahora.

(Germinal. Revista de Estudios Libertarios 1, abril 2006) http://www.acracia.org

lunes, 6 de junio de 2011

Nuestros nuevos amos

ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 03/12/2006

A los españoles nos destrozaron la vida reyes, aristócratas, curas y generales. Bajo su dominio discurrimos dando bandazos, de miseria en miseria y de navajazo en navajazo, a causa de la incultura y la brutalidad que impusieron unos y otros. Para ellos sólo fuimos carne de cañón, rebaño listo para el matadero o el paredón según las necesidades de cada momento. Situación a la que en absoluto fuimos ajenos, pues aquí nunca hubo inocentes. Nuestros reyes, nuestros curas y nuestros generales eran de la misma madre que nos parió. Españoles, a fin de cuentas, con corona, sotana o espada. Y todos, incluso los peores, murieron en la cama. Cada pueblo merece la historia y los gobernantes que tiene.

Ciertas cosas no han cambiado. Pasó el tiempo en que los reyes nos esquilmaban, los curas regían la vida familiar y social, y los generales nos hacían marcar el paso. Ahora vivimos en democracia. Pero sigue siendo el nuestro un esperpento fiel a las tradiciones. Contaminada de nosotros mismos, la democracia española es incompleta y sectaria. Ignora el respeto por el adversario; y la incultura, la ruindad insolidaria, la demagogia y la estupidez envenenan cuanto de noble hay en la vieja palabra. Seguimos siendo tan fieles a lo que somos, que a falta de reyes que nos desgobiernen, de curas que nos quemen o rijan nuestra vida, de generales que prohíban libros y nos fusilen al amanecer, hemos sabido dotarnos de una nueva casta que, acomodándola al tiempo en que vivimos, mantiene viva la vieja costumbre de chuparnos la sangre. Nos muerden los mismos perros infames, aunque con distintos nombres y collares. Si antes eran otros quienes fabricaban a su medida una España donde medrar y gobernar, hoy es la clase política la que ha ido organizándose el cortijo, transformándolo a su imagen y semejanza, según sus necesidades, sus ambiciones, sus bellacos pasteleos. Ésa es la nueva aristocracia española, encantada, además, de haberse conocido. No hay más que verlos con sus corbatas fosforito y su sonriente desvergüenza a mano derecha, con su inane gravedad de tontos solemnes a mano izquierda, con su ruin y bajuno descaro los nacionalistas, con su alelado vaivén mercenario los demás, siempre a ver cómo ponen la mano y lo que cae. Sin rubor y sin tasa.

En España, la de político debe de ser una de las escasas profesiones para la que no hace falta tener el bachillerato. Se pone de manifiesto en el continuo rizar el rizo, legislatura tras legislatura, de la mala educación, la ausencia de maneras y el desconocimiento de los principios elementales de la gramática, la sintaxis, los ciudadanos y ciudadanas, el lenguaje sexista o no sexista, la memoria histórica, la economía, el derecho, la ciencia, la diplomacia. Y encima de cantamañas, chulos. Osan pedir cuentas a la Justicia, a la Real Academia Española o a la de la Historia, a cualquier institución sabia, respetable y necesaria, por no plegarse a sus oportunismos, enjuagues y demagogias. Vivimos en pleno disparate. Cualquier paleto mierdecilla, cualquier leguleyo marrullero, son capaces de llevárselo todo por delante por un voto o una legislatura. Saben que nadie pide cuentas. Se atreven a todo porque todo lo ignoran, y porque le han cogido el tranquillo a la impunidad en este país miserable, cobarde, que nada exige a sus políticos pues nada se exige a sí mismo.

Nos han tomado perfectas las medidas, porque la incultura, la cobardía y la estupidez no están reñidas con la astucia. Hay imbéciles analfabetos con disposición natural a medrar y a sobrevivir, para quienes esta torpe y acomplejada España es el paraíso. Y así, tras la añada de políticos admirables que tanta esperanza nos dieron, ha tomado el relevo esta generación de trileros profesionales que no vivieron el franquismo, la clandestinidad ni la Transición, mediocres funcionarios de partido que tampoco han trabajado en su vida, ni tienen intención de hacerlo. Gente sin el menor vínculo con el mundo real que hay más allá de las siglas que los cobijan, autistas profesionales que sólo frecuentan a compadres y cómplices, nutriéndose de ellos y entre ellos. Salvo algunas escasas y dignísimas excepciones, la democracia española está infestada de una gentuza que en otros países o circunstancias jamás habría puesto sus sucias manos en el manejo de presupuestos o en la redacción de un estatuto. Pero ahí están ellos: oportunistas aupados por el negocio del pelotazo autonómico, poceros de la política. Los nuevos amos de España.